Las ostras, un manjar cuyo valor  parece perdurar a lo largo del tiempo, desde tiempos romanos hasta la actualidad.

En esa época se consumían en grandes cantidades de ostras e incluso se explotaban las que crecían de forma natural. Prueba de ello fue el descubrimiento que se hizo en el  yacimiento de Huerta Varona, en Aguilar de Campoo, donde se encontraron grandes cantidades de  conchas de ostras.

Los romanos solían comer las ostras sazonadas con garum, una especialidad a base de vísceras y trozos de pescado fermentados.

En la actualidad se cultivan grandes cantidades en bateas de localidades como Arcade, en la ría de Vigo.  Muchas de ellas acaban en la calle Pescadería, conocida popularmente también por la calle de las Ostras.  Donde existe la tradición de venderlas allí y posteriormente cocinarlas o servirlas en los restaurantes cercanos que cada vendedor tiene concertado.  Además de comerlas crudas con limón o también se pueden cocinar rebozar en pan rallado servir en brochetas...

Un valor añadido que poseen es que por la forma que tienen de limpiar el agua se dice de ellas que son el mejor filtro natural que hay, idóneas para ayudar a preservar la fauna marina y la mejor opción para el creciente numero de veganos.