Gracias a las abundantes cosechas de vino surgió un nuevo negocio rural, destinado a darle salida, en el que los vecinos idearon su venta en el propio hogar: los furanchos.
Esto ocurre en Galicia, en el norte peninsular donde se disfruta del vino joven, acompañado de tapas caseras, preparadas en casas privadas abiertas para la ocasión. Donde el menú depende de las existencias del vino y viandas. Donde el sabor y ambiente casero se combinan para hacer una experiencia única.
Las casas con exceso de vino abiertas al público: Furanchos o Louridos (Laurel en gallego) están señaladas en las inmediaciones del mismo con laurel, carteles e informándose por los vecinos de la zona. Están en su mayoría en las rías bajas. Por su funcionamiento no existe una lista oficial ni siempre son los mismos pues aquí la disponibilidad de vino joven de la cosecha actual es el que manda.
Este negocio nacido de la iniciativa popular y floreciente únicamente durante determinados meses del año (de final de otoño a primavera) estaba oculto en sus orígenes, pero legislado por decreto en la actualidad y disponible en este enlace .